Cuánto miedo nos da la libertad.
¿Qué hago conmigo mismo? ¿Qué hago?
Y al otro le gustará, le gustará a ella, seré bueno, serviré, estaré a la altura o los aburriré a todos, y ¿qué hago con la manzana?
La marca en el escenario no es para que te preocupes de ella, sino para que seas libre en ella. También con los elementos que eliges para improvisar, éstos ayudan para que tu estado profundice, investigue y traduzca.
En sí mismos los elementos no tienen ninguna importancia, la realidad del objeto no es ninguna.
No es la manzana.
A mayor seguridad, mayor espontaneidad.
El pensamiento creativo es un pensamiento libre. Crear desde nuestra humanidad con pensamiento libre nos da la visión de que perderse, equivocarse, es completamente inocente. ¡Quiere decir que podemos hacerlo por favor!
¿Qué ves en la línea del horizonte? Ves una línea que une el mar y el cielo o ves una línea que separa el mar del cielo.
¿Qué ves en el escenario? ¿Qué te pasa? ¿Qué patrones se te despiertan? ¿desconfianza, rivalidad, envidia?
Quieres ser el mejor o te sientes el peor, quieres verte guapo desde el cuerpo o quieres compartir de verdad tu belleza; generalmente nos parece que todo va en contra de nosotros mismos, dejamos que el falso yo gobierne y dicte sentencia, cuán alejada de Dios es esta manzana.
Todo el tiempo la puerta a la creación ha estado abierta, pero solamente al atravesarla se convierte en medicina.
El cuerpo no es la manzana, es verdad que hace lo que puede, si el cuerpo fuera la manzana estaríamos iluminados.
El cuerpo es el instrumento que comunica el soplo del espíritu, como un árbol.
Cuando somos tocados por el espíritu podemos tener una experiencia de igualdad en el escenario, una experiencia que nos silencia para siempre en el espacio sagrado del teatro, el rol de la escena es descubrirnos en nuestra egoicidad y seguir trabajando como un misionero en pos de su honestidad.
Quiere decir que no es la manzana hacer bien un ejercicio, sencillamente lo tienes que hacer vivo, libre, una escena se encuentra y se fija en libertad, entendiendo que libertad es puro compromiso con uno mismo, con el otro, con Dios.
El riesgo de no entrar en una escena es pan de cada día, pero si estás presente lo aprovecharás, no hay pérdida. Habrá comprensión de lo que haces.
En libertad nada se cobra, el verdadero aprendizaje permanece, sucede cada vez por arte de magia, es constante, va eliminando lo viejo y se va acercando al corazón sin tiempo, sin ansiedad.
Hay que ir haciendo, en vez de preocuparse por estar preparado. Todo circula alrededor de tí.
Deja de mirarte el ombligo. Sé brutalmente honesto y ofrece lo mejor de tí cuando trabajes. Y cuando topes con la forma, con el límite de la forma, ámala, puede cambiar…
No es la manzana.
El cuerpo no es la manzana.
Una escena nos provoca todo ¡bendita ella!, deja que te envuelva, deja que entre el estado, la emoción, no frenes por miedo a sentir, invoca tu esencia para que puedas sentir tu presencia.
(Publicado originalmente en la revista “ahoraYoga” nº 8)
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